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La Vega

Al mirar por las ventanas de este Museo, se descubre como en cada rincón brota de la tierra la sabiduría de cientos de personas que encontraron cerca del pueblo la manera de cultivar entre piedras.

 

Esta zona, que podemos llamar la huerta de Vilafranca, posee una rica cantidad de construcciones de piedra en seco para delimitar los huertos. Como se sitúa dentro del cauce de un río seco, permite la construcción de pozos que acumulan la poca agua subterránea que llega del subsuelo.

Sus sonidos

Rebaños de ovejas acuden a los bancales de piedra más cercanos a los huertos de la Vega. Lo hacen desde antaño, para comer rastrojos y abonar el suelo. Esta práctica beneficiaba tanto a agricultores como pastores.

Cultivar entre piedras

Los cereales cultivados en este suelo tan pobre de Vilafranca se segaban a mano. Era una tarea familiar, hombres y mujeres trabajaban por igual para obtener los frutos de la tierra. Con herramientas muy sencillas caminaban hasta los bancales para segar el trigo, la cebada o la avena.

Después del duro trabajo diario, en la era hombres y mujeres encontraban en el canto una forma de distracción. Son muy conocidos los cantos de siega y trilla.

Subsistir de la piedra

De entre las piedras de Vilafranca y en la Vega especialmente, nuestros antepasados encontraron la forma de subsistir y obtener productos básicos. De la tierra, el trigo para hacer el pan y las verduras; y de los pastos, la lana, la carne y la leche fresca. Estos productos eran la base de la economía familiar. Cuando la producción era abundante se comercializaban.

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