En toda la comarca de Els Ports, pero especialmente en Vilafranca, sus habitantes lucharon para dominar las piedras, un recurso natural casi inagotable, accesible y tan noble como difícil de trabajar.

La arquitectura de la piedra en seco es el patrimonio cultural que nos legaron nuestros antepasados, la expresión de una forma de vida anterior, con unas características propias, marcadas por la climatología y la orografia de esta comarca montañosa. Para aumentar la superficie y la calidad del terreno cultivable, aquí siempre ha sido necesario sacar piedra y poner tierra.

Con la piedra, el ingenio y sus manos, los villafranquinos (artesanos anónimos - agricultores y pastores) hicieron centenares, tal vez miles de kilómetros de paredes de piedra en seco para separar fincas cultivadas de los caminos (azagadores y “caletxes”), también levantaron más de un millar de casetas y todas las construcciones para el aprovechamiento del agua en épocas de sequía.

En definitiva, estas edificaciones, integradas en un medio físico y ecológico de gran valor paisajístico y ecológico, crearon un territorio construido y modificado sabiamente por la intervención humana. Para preservar este legado y ponerlo en valor, el Ayuntamiento de Vilafranca creó la Colección Museográfica del Museo de la Piedra en Seco en el año 2006.

Este espacio museográfico, situado en el piso superior de la Lonja medieval del siglo XIV, permite a los visitantes conocer el mundo de la arquitectura de la piedra en seco, su técnica y sus usos, a partir de un recorrido por paneles, maquetas y recreaciones. Además, también da la oportunidad de gozar de una de las vistas más privilegiadas de toda la Vega.